jueves, 14 de febrero de 2013

¡SE AGUÓ LA FIESTA!


 

¿Cuál fue el motivo del éxito del cuadro “¡Se aguó la fiesta!” de Enrique Mélida? Hasta entonces la mayoría de pinturas que reproducían temas taurinos presentaban al toro en movimiento o momentos antes de embestir. Por contra, en el cuadro de Mélida hombre y toro están inmóviles, frente a frente. La sola presencia del toro en la loma crea un ambiente tenso y expectante. Hombre y toro se observan. La originalidad de Mélida es haber logrado crear una tensión difícil de observar en otras pinturas taurinas.
  

 

 
¡Se aguó la fiesta! Imagen reproducida en el semanario “Blanco y Negro” el 2 de enero de 1913

 

 
Después del éxito de ¡Se aguó la fiesta! otros artistas pintaron temas taurinos semejantes. Uno de los más conocidos fue El banquete interrumpido de Juan José Gárate Clavero, donde los comensales son sorprendidos por un toro bravo en el patio en el que se está celebrando el banquete. Aquí, tanto los comensales como el toro están en movimiento. No se percibe la tensión expectante que se aprecia en ¡Se aguó la fiesta!

 

 
 
El banquete interrumpido. Juan José Gárate Clavero

 

 
Esta situación recuerda la creada en la película Kagemusha: La sombra del guerrero de Akira Kurosawa. Kagemusha cuenta la historia del guerrero japonés Takeda Shingen. La sola visión de la silueta de Shingen sobre una colina en el campo de batalla atemorizaba a sus enemigos e infundía coraje a sus soldados. Curiosamente en su casco de guerrero lucía una cornamenta que nos recuerda la del toro.



En su estandarte de guerra podía leerse: "Firme como una montaña, amenazante como el fuego, fuerte como un tronco, ligero como el viento. En el cielo y en la tierra, tú mereces toda la veneración."

 

 

 
 La visión de la silueta de Takeda Shingen sobre una colina en el campo de batalla atemorizaba a sus enemigos.

 

 

 
El guerrero japonés Takeda Shingen en Kofu.



 
"Firme como una montaña, amenazante como el fuego, fuerte como un tronco, ligero como el viento. En el cielo y en la tierra, tú mereces toda la veneración." Lema del estandarte de guerra de Takeda Shingen (1521-1573)





 

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