viernes, 7 de febrero de 2014

LA LETRA A


El hombre emplea la palabra hablada o escrita para expresar el significado de lo que desea trasmitir. Su lenguaje está lleno de símbolos pero también emplea con frecuencia signos o imágenes que no son estrictamente descriptivos...

Lo que llamamos “símbolo” es un término, un nombre o aun una pintura que puede ser conocido en la vida diaria aunque posea connotaciones específicas además de su significado corriente y obvio. Representa algo vago, desconocido u oculto para nosotros...

Así es que una palabra o una imagen es simbólica cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. Tiene un aspecto “inconsciente” más amplio que nunca está definido con precisión o completamente explicado. Ni se puede esperar definirlo o explicarlo. Cuando la mente explora el símbolo, se ve llevada a ideas que yacen más allá del alcance de la razón. Jung, C.G. El hombre y sus símbolos. Barcelona. Luis Caralt Editor. 1976.

Los símbolos están presentes en nuestro lenguaje. Cuando escribimos o pronunciamos el nombre de una persona o un objeto, sin ser conscientes de ello, utilizamos los símbolos que se han ido incorporando en el inconsciente colectivo humano generación tras generación.

Las letras de nuestro vocabulario son pequeños pictogramas con una gran carga simbólica, por lo que conocer su origen nos ayuda a conocernos un poco más. Me referiré en concreto a la letra “A”, por su relación con el toro.


LA LETRA "A"


La “A” ocupa un lugar destacado en nuestro vocabulario, no solo por ser la primera letra de nuestro alfabeto, sino por haberse originado a partir del dibujo de la cabeza de un toro (o un buey) con el valor simbólico que esta imagen tuvo en las antiguas culturas del Mediterráneo.

Para conocer su origen hemos de remontarnos al jeroglifo egipcio que representaba al dios Apis. Posteriormente, las lenguas semíticas utilizaron esta imagen del toro como grafema y fonema y, finalmente, los fenicios la transformaron en la letra A .

Evolución de la letra A desde los jeroglíficos egipcios hasta el abecedario moderno


LOS JEROGLIFICOS EGIPCIOS

Muchas de las letras de los alfabetos occidentales tienen su origen en los jeroglíficos egipcios.

La letra A se originó a partir del signo jeroglífico que representaba la cabeza del dios egipcio Apis. En la mitología egipcia Apis era al mismo tiempo un dios solar, funerario y de la fertilidad. Apis se representaba indistintamente con la forma de un toro (o buey) o bien con la de un hombre con cabeza de toro, ambos con un disco solar entre sus cuernos.

El dios egipcio Apis representado en forma de toro (o buey) solar.

El dios egipcio Apis representado como un humano con cabeza de toro

En Egipto, los primeros jeroglifos eran signos pictográficos que representaban los objetos y seres dibujados. Con el tiempo se fueron transformando en fonemas, es decir, a cada dibujo le correspondía el sonido con el que pronunciaban el objeto que representaba dicha imagen.

La Real Academia de la Lengua Española define fonema como “cada una de las unidades fonológicas mínimas que en el sistema de una lengua pueden oponerse a otras en contraste significativo; p. ej., las consonantes iniciales de pozo y gozo, mata y bata; las interiores de cala y cara; las finales de par y paz; las vocales de tan y ten, sal y sol, etc”. Mientras que grafema se define como “la unidad mínima e indivisible de la escritura de una lengua”.

Aunque no conocemos con certeza la fonética con la que en egipcio se pronunciaba Apis, posiblemente era un sonido muy parecido al de la vocal "A".

El hecho de que a cada una de las imágenes de un jeroglifo le correspondiera un fonema en ocasiones ha creado cierta confusión, ya que en diferentes épocas un mismo objeto ha sido denominado de diferente forma, correspondiéndole por ello una representación jeroglífica distinta.


EL ALFABETO PROTOSINAÍTICO



Durante el imperio egipcio el  Sinaí estaba habitado por pueblos semíticos, vasallos de los egipcios.

En el complejo de minas de turquesas de Serabit el-Jadim del Sinaí, en uno de los templos dedicados a la diosa Baalat, se descubrió una esfinge con jeroglifos egipcios y signos protosinaíticos
 
La escritura protosinaítica no utilizaba los signos pictográficos como fonemas sino como grafemas, por lo que actualmente se considera el alfabeto consonántico más antiguo conocido.

Esfinge de la diosa Baalat hallada en Serabit el-Jadim (Sinaí)
Los jeroglíficos egipcios en rojo y los signos protosinaíticos en azul.
El segundo empezando por la izquierda tiene la forma de la cabeza de un toro

Grafema de la escritura protosinaítica que representa la cabeza de un toro

 
 
 



Diversas estelas encontradas en el Sinaí con grafemas con la forma de la cabeza de un toro



EL ALFABETO FENICIO


ʾalp, ʾālep o aleph. La primera letra del alfabeto fenicio. Representa la cabeza de un toro ( o buey)

Como el protosinaítico, el fenicio también era una lengua semítica. Los fenicios expandieron su alfabeto por todo el Mediterráneo.

El alfabeto fenicio fue el primero en emplear las letras tal como las conocemos actualmente es decir, a cada letra dibujada (grafemas) le corresponde un sonido (fonema).

La primera letra del alfabeto fenicio era el dibujo que representaba esquemáticamente la cabeza de un toro.


GRECIA Y ROMA

El alfabeto griego y romano derivan, en su mayor parte, del fenicio. Como en fenicio, la primera letra de ambos alfabetos también representa el símbolo del toro pero, en esta ocasión, con la cabeza invertida, con los cuernos hacia abajo.
 

Letra A en el abecedario representado en un plato de cerámica griego




Evolución de las más importantes letras del alfabeto. Desde los jeroglifos egipcios hasta el romano. Obsérvese la evolución de la primera letra que representa la cabeza del toro










 

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